AS MULHERES
QUE VISITAM
SALÕES DE BELEZA
REGULARMENTE,
DESENVOLVEM
UMMELHOR
SENTIDO DE
DISCRIMINAÇÃO E
DE APRECIAÇÃO
El poder de marketing Helena Rubinstein
en el universo de la belleza, una judía
polonesa nacida en 1872 y que falleció
en Estados Unidos en 1965, extendiéndose
por los cuatro rincones del mundo.
Icono del mundo empresarial en un tiempo
que solo los hombres se destacaban como
grandes magnates, era una mujer vanidosa
con modales teatrales. Fue coleccionadora de
arte, apasionada por la moda y por el diseño.
Pero, más que todo – y a su modo – , se dedicó
a la emancipación de las mujeres. Logró probar
que la preocupación con la estética y la belleza,
asociada al universo de la cultura, del intelecto
y del conocimiento, podría ser revolucionaria
y traer poder e independencia a las mujeres.
“Belleza es Poder”, exposición inaugurada
el 31 de octubre pasado en el Jewish Museum
en Nueva York, y que se la podrá visitar hasta el
22 de marzo de 2015, evidencia como Madame
– así como a Helena Rubinstein le gustaba
ser llamada – logró romper las barreras del
perjuicio atribuido a la busca por la belleza, así
como rinde homenaje a sus obras y su filosofía
de vida. Sin vueltas, la esteta y, desde temprano,
creadora de cremas en su Cracovia natal, decía
que “las mujeres que visitan salones de belleza
regularmente desarrollan un mejor sentido de
discriminación y de apreciación”. Y asociaba
el cuidado de las mujeres con ellas mismas
a una señal de autoestima e independencia.
Pionera y dueña de un estilo asertivo, a través
del marketing y con sentido de momento, ha
democratizado el uso del maquillaje en un
mundo aún muy elitista y conservador. Cremas,
champús, acondicionadores, esmaltes de uñas,
lápices de ojos, máscara para pestañas, rouges
y lápices labiales pasaron a ser accesibles a
prácticamente todas las mujeres. Mostró que,
con estas armas, ellas podrían controlar sus
propias imágenes y personas. Y no temía repetir:
“No hay mujeres feas, solo perezosas”.
Incansable, imperiosa, bien vestida y siempre
de chignon, solía decir también que “el trabajo
duro mantiene las arrugas lejos del espíritu y
de la mente”. Aunque chiquita, prefería joyas
voluminosas. La gran decana y precursora del
make-up al alcance de todos sabía hacerse
rodear, en su casa y en sus salones de belleza, de
lo que fuera más precioso en materia de arte,
como lo comprueba esa exposición que recrea
algunos ambientes de sus casas y salones de
belleza reúne una parte de su famosa colección
de arte, dispersada en subasta realizada en
1966, un año después de su muerte, y que estuvo
compuesta de obras de Pablo Picasso, Frida
Kahlo, Marx Ernst, Leonor Fini, Juan Miró y
Henri Matisse, entre muchos otros. Madame
también era conocida por su riquísima colección
de esculturas africanas, precolombinas y de
LAS MUJERES QUE
VISITAN SALONES
DE BELLEZA
REGULARMENTE
DESARROLLAN UN
MEJOR SENTIDO DE
DISCRIMINACIÓN Y
DE APRECIACIÓN
PABLO PICASSO
RETRATOU
HELENA
RUBINSTEIN EM
1955
CRÉDITO: HIMEJI
CITY MUSEUM OF
ART, JAPAN. © 2014
ESTATE OF PABLO
PICASSO / ARTIST
RIGHTS SOCIETY
(ARS), NEW YORK.
EXPOSIÇÃO “HELENA
RUBINSTEIN: BEAUTY
IS POWER” NO THE
JEWISH MUSEUM /
NOVA YORK
FOTO: DAVID HEALD
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