Revista Hall 45ª Edição - fevereiro de 2016 - page 25

Consta que Rossetti habría pagado cuatro mil
libras más para que este hoy tan inocente
lienzo fuese limpiado. Durante mucho
tiempo se creyó que él propio hubiese
retocado el cabello del personaje para que
quedasen rojizos, como era del gusto de los
prerrafaelistas, lo que vendría a contrariar
una creencia de los tiempos medievales que
asociaba el cabello rojizo al mal. Pero, en
los estudios realizados para la exposición,
quedó aclarado -por medio de la técnica de
reflectografía infrarroja- que se trataba de
un antiguo mito y que Rossetti decididamente
no había tocado en el color original pintado
por Botticelli tres siglos antes. Según Ana
Debenedetti, curadora de pintura del Museo
de Londres, es necesario aclarar que el
cabello del personaje no sería de hecho
rojizo, pero sí de una tonalidad ‘cobriza”, o
sea, lo que se suele llamar “rubio veneciano”,
muy común en la época. De todos modos,
se sabe que a Rossetti le encantaba ese
retrato y que le inspiró en la serie que el
artista pintó más tarde, de enormes lienzos
con hermosas mujeres, como La Ghirlandaia,
que hoy pertenece a la Galería Guildhall
y que fue cedida para la exposición
En vida, se sabe que Rossetti tenía el retrato
de Esmeralda colgado en la pared de su casa
en el barrio de Chelsea, exactamente cuando
el culto a Botticelli estaba en efervescencia.
He ahí, tal vez, el motivo por el cual esta obra
es tan importante para la muestra Botticelli
Re-imaginado, que consigue, de forma
extremadamente bien sucedida, documentar
esta extraña relación entre la modernidad y un
pintor del siglo XV. Antes de su muerte, Dante
Gabriel Rossetti vendió el cuadro por 330
libras para su patrono, Constantine Yonides,
que era un conocido coleccionador y que, por
su parte, la legó en testamento al V&A en 1901.
También según Jonathan Jones, más que un
culto moderno, de hecho Botticelli podría ser
visto como un artista moderno. Nosotros,
inconscientemente lo aceptaríamos como
un artista que trata de nuestro desaliento
y del asombro de las cosas. Y cita la frase
de un texto de 1870, de autoría del crítico
victoriano Walter Pater, que dice que las
mujeres de Botticelli “son de cierta forma
ángeles, pero que transmiten la sensación
de desplazamiento y de pérdida, o sea,
un sentimiento de exilio”. Una sensación
nada ajena a las mujeres y -por qué no
también- a los hombres contemporáneos.
RETRATO DE UM JOVEM HOMEM
BY SANDRO BOTTICELLI (1480)
VÊNUS DEPOIS DE BOTTICELLI BY YIN XIN (2008)
COLEÇÃO PARTICULAR, CORTESIA DUHAMEL FINE ART, PARIS
CORTESIA DA GALERIA NACIONAL DE ARTE DE WASHINTON, EUA
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Estilo e Olhar
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