Revista Hall 51ª Edição - julho de 2017 - page 16

Em terras brasileiras, a edição 2017 da Casa Cor mostrou
que não ficamos atrás do que se vê do lado de lá das
fronteiras – assim como o resto do mundo, seguimos firme
na crise econômica e no uso do colorido. A maior parte dos
ambientes se vale de bases neutras, com pinceladas pálidas e
terrosas (como cinzas, beges e marrons), mas quase sempre
pontuadas por móveis e objetos de tons mais quentes.
De longe a cor mais usada por aqui foi o rosa millennial (anunciado
como rose quartz em 2016 pela Pantone). O consultor de estilo
Aldi Flosi, do estúdio Yamagata Arquitetura, em seu loft criado
para a mostra, usou o recurso para equilibrar os elementos da
madeira escura e concreto. “Exploramos o rosa e o verde em
elementos pontuais com a intenção de valorizar e humanizar o
ambiente”, conta Flosi, que também conseguiu dar um “toque de
aconchego” utilizando a luz mais amarelada para colorir o ambiente.
Para acabar com a “ditadura do neutro” em ambiente na Casa
Cor, a designer de interiores carioca Paola Ribeiro buscou nos
lançamentos do mercado nacional e internacional o colorido dos
tecidos e objetos que ajudam a abraçar o ambiente. Com base
sóbria, decidiu quebrar essa homogeneidade usando tons de
rosa, vinho, cereja e verde. “Percebo que as pessoas sentem
falta de ambientes mais quentes e coloridos”, defende Paola.
Mas é preciso ter critérios estéticos e mãos experientes para realizar
um espaço que seja agradável aos olhos. “Imagine uma mulher com
uma saia xadrez e uma camisa estampada. O conjunto pode dar
muito certo ou ser um tremendo desastre”, exemplifica o arquiteto
gaúcho Ari Lyra, considerado um mestre colorista. Se o que está
te segurando é o medo, deixe-o de lado e lembre-se da máxima
de Lyra: “Não existe cor errada. Existe a cor bem e a mal-usada”.
En tierras brasileñas, la edición 2017 de la Casa Cor mostró que
no quedamos atrás de lo que se ve desde el lado de allá de las
fronteras – así como el resto del mundo, seguimos firme en la
crisis económica y en el uso del colorido. La mayor parte de los
ambientes se vale de bases neutras, con pinceladas pálidas y
terrosas (como los grises, beiges y marrones), pero casi siempre
puntuadas por muebles y objetos de tonos más calientes.
De lejos el color más usado por aquí fue el rosa millennial (anunciado
como rose quartz en 2016 por Pantone). El consultor de estilo
Aldi Flosi, del estudio Yamagata Arquitetura, en su loft creado
para la muestra, usó el recurso para equilibrar los elementos de
la madera oscura y concreto. “Explotamos el rosa y el verde en
elementos puntuales con la intención de valorar y humanizar el
ambiente”, cuenta Flosi, que también consiguió dar un “toque de
acogida” utilizando la luz más amarilleada para colorir el ambiente.
Para acabar con la “dictadura del neutro” en ambiente en Casa
Cor, la diseñadora de interiores carioca Paola Ribeiro buscó en
los lanzamientos del mercado nacional e internacional el colorido
de los tejidos y objetos que ayudan a abrazar el ambiente. Con
base sobria, decidió romper esa homogeneidad usando tonos
de rosa, vino, cereza y verde. “Noto que las personas sienten
falta de ambientes más calientes y coloridos”, defiende Paola.
Pero es preciso tener criterios estéticos y manos con
experiencia para realizar un espacio que sea agradable a los
ojos. “Imagínese una mujer con una falda a cuadros y una
camisa con estampas. El conjunto puede combinar muy bien
o ser un tremendo desastre”, ejemplifica el arquitecto gaúcho
Ari Lyra, considerado un maestro colorista. Si lo que te prende
es el miedo, déjalo de lado y recuerda la máxima de Lyra: “No
existe color equivocado. Existe el color bien y mal usado”.
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